Manuel Cereza Turmo (Zaragoza, 1998)
Las caras que pinta Manuel son muy características y reconocibles, los ojos grandes y expresivos, las múltiples bocas abiertas, el pelo que enmarca el rostro y una expresión ambigua que permite diferentes interpretaciones.
Estos seres creados con trazo decidido y formas orgánicas no tienen cuerpo, por lo que la cara es la única protagonista abarcando toda la superficie del cuadro. En ellas se concentran multitud de pequeños elementos que se repiten creando un estilo muy personal y llamativo. Los colores elegidos son muy vivos y están combinados para realzar el contraste en sus composiciones. Su imaginación para crear estos seres es inagotable.
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